Me convertí en jacobita de por vida el día en que leí esta novela. Aún hoy mi corazón se exalta solo de oír su primera frase. Seamus Heaney
A la muerte en 1751 de su padre, maestro rural, el joven David Balfour, aleccionado por el párroco del pueblo, que le entrega una carta del difunto para llevar en mano al distinguido caballero Ebenezer Balfour de Shaws, emprende un viaje a casa de su tío con la perspectiva de mejorar su condición con una herencia inesperada. Pero su destino resulta ser una lóbrega mansión y el señor Ebenezer un ser miserable, encorvado y estrecho de hombros, con una cara que parecía de arcilla. Con falsas promesas lo embarca en un bergantín, con la intención de venderle como esclavo. Allí David conoce a Alan Breck, hombre curtido en disputas, proscrito y fogoso jacobita, al contrario que los Balfour, que son whigs. Pese a su oposición en ideas políticas, se amotinan para salvar la vida y la estrecha amistad que se forja entre ellos marca desde entonces el accidentado rumbo de la trama. Narrada por su protagonista, con la elegante prosa de Robert Louis Stevenson, Secuestrado (1886) es una
novela de padecimiento y recompensa. Junto a los dos aventureros, comparten protagonismo las rudas Tierras Altas de Escocia, con sus escarpados peñascos e intrincados brezales, donde transcurre buena parte de esta sinuosa peripecia que tanto alabaron Henry James, G. K. Chesterton y Jorge Luis Borges.