Fanny Price era una joven cuando sus tíos la acogieron en su imponente residencia en Mansfield Park, liberándola de una vida marcada por la prisa y las carencias. Ante ella se desplegaría un universo de ocio y elegancia, donde los entretenimientos como juegos y bailes perderían gradualmente su inocencia para convertirse en herramientas de complejas intrigas y estrategias de cortejo entre adultos.