Eros y civilización (Usado)

La premisa de Eros y civilización se basa en la afirmación de Freud de que la civilización requiere una limitación estricta del principio del placer, particularmente en El malestar de la cultura. Pero Herbert Marcuse sostiene que la supervivencia misma de la civilización depende de la eliminación gradual de todo lo que restringe las tendencias instintivas de una persona, del fomento de instintos rivales y de la liberación del poder creativo de Eros, a la luz de la propia teoría freudiana y de los potenciales de la civilización a medida que madura. Marcuse cree que los logros de las culturas occidentales ya han sentado las bases para el surgimiento de una civilización no represiva, y destaca las tendencias sociológicas y psicológicas que respaldan esta afirmación. Las escuelas neofreudianas (Eric Fromm, Karen Horney y Harry Stack Sullivan), en su opinión, han abandonado algunos de los descubrimientos más importantes de la teoría psicoanalítica, lo que le lleva a reconsiderar la teoría freudiana en oposición a ellos. Eros y civilización no pueden sacarnos de la utopía. La sociedad ideal no sería opresiva, y la sexualidad se transformaría en Eros creativo. El problema que plantea Herbert Marcuse en su ensayo del último trimestre es que, a pesar de que estas utopías son imposiblemente imposible, es difícil para nosotros imaginar un mundo sin este tipo particular de imposibilidad. Del prólogo de Lázaro Pombo.