J. B. Morton no tuvo la pretensión de biografiar a quien fue un biógrafo excelso, pero sí quiso recorrer los caminos de la memoria para ofrecernos este homenaje de admiración por su maestro y amigo, una suerte de andanza solitaria entre los recuerdos de un sinfín de andanzas compartidas. Esta obra es testimonio, a la vez, de un sentimiento profundo y de un hombre inolvidable.