Este texto aborda la problemática compleja de la trampa creada por el sistema de deuda pública y privada, que convierte al sistema financiero global en una máquina voraz que absorbe el producto del trabajo de los pueblos.
Este modus operandi coloca a todas las naciones al borde del caos económico y de la violencia político-social. En los últimos treinta años, hemos sido testigos de crisis financieras en países como México, Brasil, Indonesia, Malasia, Rusia, Argentina, Islandia, Grecia, Chipre, Ucrania, Puerto Rico, Detroit, y en diversas naciones africanas. Incluso entre las potencias industriales, los pueblos son entregados a los buitres financieros. Este fenómeno responde a un modelo complejo, cuidadosamente diseñado y ejecutado, que resulta de la coordinación a largo plazo entre megabancos, instituciones financieras multilaterales, medios globales y, por supuesto, los gobiernos locales, que desempeñan el triste papel de ser los principales agentes de la erosión de la soberanía de sus naciones, condición esencial para su posterior caída en manos de los depredadores financieros.
Hoy, el planeta parece estar destinado a convertirse en una gran colonia financiera mundial, gobernada por una estructura supranacional ilegítima que impone su voluntad en todas partes.
