Del infinito: el universo y los mundos (Nuevo)

Giordano Bruno, tras abogar por el heliocentrismo copernicano y expandirlo hacia la idea de un universo infinito en obras anteriores como La cena de las Cenizas y De la causa, el principio y el uno, publica en 1584 una nueva entrega de sus diálogos italianos titulada Del infinito: el universo y los mundos. En esta obra, Bruno continúa desarrollando su visión de un universo infinito y homogéneo, en contraposición al planteamiento finitista de Aristóteles en su tratado De caelo et mundo. Bruno critica de manera sistemática y contundente la concepción aristotélica de un universo finito y separado por esferas celestes, defendiendo en su lugar la existencia de un espacio infinito y uniforme que actúa como receptáculo del universo en su totalidad. Según Bruno, este espacio infinito está lleno eternamente por innumerables sistemas planetarios separados por vastas extensiones de espacio. Para Bruno, esta concepción del universo infinito y homogéneo es una manifestación de la infinita potencia divina, que busca expresar plenamente su esencia infinita a través de la creación de un cosmos completo y perfecto. Su obra desafía las concepciones tradicionales y establece las bases para una nueva comprensión del universo como un todo infinito y en constante expansión.