El descubrimiento del ADN y la posterior secuenciación del genoma humano han llevado hoy en día a un lugar preeminente a la biotecnología. El mundo moderno (científicos, medios de comunicación, políticos...) parece haber concedido a la misma (gracias a su capacidad no sólo de "leer", sino incluso de alterar y reescribir los organismos, corrigiendo así los "errores" de la naturaleza) el papel de intérprete de la vida, como si el poder de la ciencia para manipularla la autorizara también a definir su objeto. En este libro repleto de lucidez y de aguda penetración, Sheila Jasanoff expone con inquietud cómo la ciencia ha invadido cada vez más el control sobre la materia de la vida, ahondando la
brecha entre la vida física y la vida activa o propiamente humana. Sin embargo, señala, ésta es mucho más rica y compleja, y de ella es componente esencial una larga tradición cultural, así como el trato con el otro, el carácter social e intelectual del hombre, y su relación con el resto de la naturaleza.