En el año 1872, Carlos de Borbón y Austria-Este, conocido como Carlos VII por sus seguidores, cruzó las fronteras de España para liderar las partidas que se habían sublevado contra el rey Amadeo de Saboya, marcando el inicio de la tercera guerra carlista. Valle-Inclán, que provenía de una familia carlista y durante muchos años fue un firme defensor de la Causa, dedicó entre 1908 y 1910 tres novelas: Los cruzados de la Causa, El resplandor de la guerra y Gerifaltes de antaño, además de dos relatos: Una tertulia de antaño y La corte de Estella, en los que expresó su profunda simpatía por el campesinado y su enérgico rechazo hacia la España que emergió durante la Restauración.
Hoy en día, al leer el ciclo de La guerra carlista, presentado en una nueva edición a cargo de Ignacio Echevarría, se puede trazar un hilo histórico que llega hasta la Guerra Civil española, lo que ayuda a comprender la evolución de los movimientos nacionalistas vasco y catalán.