El hilo conductor que une estos dos textos de Kandinsky es su convicción en la existencia de un nuevo arte que permitirá al hombre penetrar bajo la superficie de la naturaleza para alcanzar su esencia y significado profundo. En uno de los textos, se justifica el principio de la necesidad interior, que implica una conexión profunda con el alma humana. Por otro lado, en el segundo texto, Kandinsky lamenta que el arte contemporáneo haya sido criticado por ser deliberadamente inexpresivo y cerebral, restringiendo las posibilidades de la pintura y la escultura y eliminando las oportunidades para su evolución y desarrollo. Kandinsky está convencido de que, con el tiempo, se demostrará que el arte no solo no excluye la unión con la naturaleza, sino que est
a unión es más profunda e íntima que en épocas anteriores.