Valiéndose de su aguda mirada y de algunas fuentes literarias, siempre al servicio de la precisión y la verdad, Renard construye una suerte de crónica o larga entrevista en la que el narrador, transcripción del propio autor, deja hablar a su sirvienta la vieja Lagotte. Su conexión con la religión y los dioses, las costumbres, los problemas domésticos, la ignorancia y en ocasiones una clarividencia desastrosa crean un cuadro conmovedor de la mentalidad campesina de la época. Una pequeña obra maestra.