Fausto es, sin lugar a dudas, una de las obras fundamentales y más originales en la historia de la literatura. Quizá su universalidad radica en que cualquier lector, sin excepción, se ve reflejado en su personaje central, en esa parte negativa, en los defectos o pecados de su protagonista. En realidad, Fausto es un héroe negativo que representa la eterna insatisfacción del ser humano, especialmente del hombre moderno, que ya no encuentra plenitud en logros y comodidades materiales. Fausto es un hombre atormentado por ansias insaciables de algo indefinido, un hombre que pasa la vida persiguiendo nuevas metas que nunca logran colmarlo por completo. En Fausto, vemos simbolizada toda nuestra complejidad como seres humanos: es la representación del hombre en
su totalidad.