Considerado, al igual que William Shakespeare, como una de las figuras centrales de la literatura inglesa, y elogiado por William Blake, así como tomado como ejemplo de lo sublime por Edmund Burke, John Milton (1608-1674) es una presencia destacada en la lírica anglosajona durante los siglos XVIII y XIX. En medio de la ceguera y tras haber pasado los años en los que apoyó fervientemente la Revolución inglesa y el gobierno de Oliver Cromwell como miembro activo del bando puritano, gestó su obra maestra El Paraíso perdido (1664).
Esta epopeya monumental y audaz fusiona con ímpetu tradiciones y civilizaciones, hechos y mitos, así como disciplinas opuestas. Anticipa en su grandeza lo que, pocos años después en la música, serían las grandes obras de Bach, Telemann o Händel. En su narrativa, narra la caída del Hombre, la desobediencia y rebeldía de Satán, los enfrentamientos celestiales y las sendas que Dios explora hacia la criatura humana con el propósito de rescatarla de la desesperación y facilitar su salvación.