Las redes a nosotros no, no nos gustan, cada cual con su propio parecer y capricho, pasarán al olvido en su momento, mientras antes creo mejor. Y si quedamos afuera del mundo por pasarles un poco de largo, después de haberlas intentado sin gracia ni provecho, bueno… qué más da a cada cual con lo que pueda y le corresponda.
Por eso aquí me tienen, desperdigado líneas, ninguna muy bien lograda, ni derecha, pero bueno, mejor eso que nada.
Porque comunicarse, para bien y para mal es la base de muchas cosas, algunas buenas y otras no tanto, y no queremos pasar por perezosos o indulgentes o que imaginen algunos que los hemos olvidado.
En lo posible Intentaré que no sean muchas ni muy seguidas (las líneas), un correo cada 10 o 15 días para mantener las brasas ardiendo, y que no no sea intento vano y olvidadizo, lo que hemos ido reuniendo (libros y más libros) vale algo sin duda. Quién sabe si almas generosas acompañen algún trecho, y que el derrotero no ofusque. Qué más puede tocarle a este insensato (librero) que ensanchar su desorden, sus intereses, sus recurrencias temáticas, sus cerros oscilantes de libros a puntos de perder equilibrio, y convidar a sus tertulios, a los que le van quedando; no hay estación que no tenga sus bondades, ya ha bajado la tarde y aquí estas líneas, por la puerta ya entran los primeros con sus libritos bajo el brazo, entra una alegre calma y si bien el círculo aún no cierra ya se destapan las primeras jarras con espumoso vino de antigua e imperecedera ciencia.