La palabra experimental es adecuada, siempre y cuando se entienda no como la descripción de un acto que será evaluado en términos de éxito o fracaso, sino simplemente como un acto cuyo resultado es desconocido, afirma John Cage en las páginas de Silencio* Maravilloso en su complejidad, este libro imposible se presenta como una sabia colección de partituras, piezas literarias intensas, llenas de música, humor, creatividad y fascinantes exploraciones sobre la naturaleza del azar. Amigo y discípulo de Schönberg, Duchamp, Suzuki, y estudioso del I Ching, Thoreau, Satie y la micología, Cage fue un canalizador principal del pensamiento oriental en la vanguardia artística. Propuso no solo una nueva concepción de la música, donde el sonido deja
de ser simplemente un objeto manipulado por compositores e intérpretes, sino también un modelo lúcido y arriesgado de artista, para quien la tarea esencial reside en la vida cotidiana.