De la Aurora es, como lo definió la propia Zambrano, «el libro de la vida», aunque quizá valdría más decir que es «el libro de una vida». Ensamblado entre 1984 y 1985, recién regresada a España tras un exilio de casi medio siglo, constituye la continuidad natural deClaros de bosque y tal vez el mejor colofón de esa «razón poética» que nuestra autora alzó como estandarte de su crítica a un Occidente cegado y castigado por su fe en un conocimiento monolítico y plomizo. Frente a este, Zambrano se propone la infinita tarea de recuperar la apertura originaria de un intelecto que, olvidado de los sentidos, ha clausurado su horizonte, para hacer descender la conciencia hasta un s
entir que, con ser originario, siempre ha seguido estando allí, como principio y como meta, ya que «la Aurora no es el comienzo, sino el centro del día en medio de la noche. La vida misma, pues».