En Blanquerna, Raimundo Lulio relata sus vivencias como ermitaño y elogia de forma profunda la soledad. Pinta la naturaleza con un encanto indescriptible, presenta un plan integral para la reforma de la Iglesia, la vida monástica y la sociedad, además de tocar temas académicos y cautivarnos con sus experiencias místicas que quedan impregnadas en esta obra, la más representativa de la vasta producción de Lulio.